Escribir es vivir

Me parece increíble que esté rendida ante las teclas del ordenador nuevamente. 

Me echaba de menos, la verdad.

Ha pasado ya un año desde que decidí (porque sí, fue una decisión consciente, premeditada y muy dolorosa) dejar de escribir. Pensé que era radical como todo ó casi todo lo que hago en mi vida, pero se ve que los años me están enseñando a aplicar la santísima flexibilidad y se siente bien.

He tenido tiempo para reflexionar, analizar y darle sentido a lo que hago y el porque lo hago y para mi sorpresa he descubierto que escribo por mi y para mi, contrario a lo que pudiera pensar, que esto de escribir fuera para los demás. 

Y es que me veo aquí sentada y derretida ante este majestuoso momento de silencio, música inspiradora, una lampara cálida, una taza de infusión de gengibre, la oscuridad de la noche y caigo rendida a sus pies. Sin lugar a dudas estoy reconociendo otro de mis más grandes refugios. Aquí me siento plena y de aquí ya no me moveré más. Me lo prometo.

De paso y con todo esto del internet que ahora va a un ritmo voraz, imposible de digerir y por una cuestión de salud mental y emocional, con más veras me tomaré el tiempo necesario y medicinal para sumergirme de nuevo en cada palabra que escriba de forma lenta y pausada, como siempre lo hice, para compartir algo de lo que sé, contigo; porque me necesito escrita y leída. Definitivamente. 

Tal vez suene algo egoísta, pero con el pasar de los años he descubierto que lo que es sano para mí es sano para ti, como también es sano saborear las palabras y devolverle el tiempo natural a las cosas. Por esta y otras razones más me permito volver a mis andanzas y si tu estás aún ahí para deleitarnos juntos con la lectura de alguna manera me sentiré realizada. No estoy segura de cual será el ritmo de mis escritos, ni en que formato, pero necesito parir palabras para criar cuestionamientos.

Ahora entiendo cuando Jose Luis Sampedro dijo eso de “Escribir es vivir”, pues ya no me cabe la menor duda de cuanta razón tenían sus palabras, ya que si no escribo, me asfixio. Y ha llegado el momento de volver a respirar.

…  Y quizás ha llegado el momento de dejarme el aliento en mi primer libro. Quizás.

Gracias, me he devuelto. Me debía.

Por cierto, con lo que si continuo es haciendo los Acompañamientos Emocionales y aún más después de que la pandemia dejó tantas secuelas.

Así es de que si necesitas que hablemos un rato y me cuentes como te sientes, TE ESCUCHO sin compromiso.

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Photo Credit: Esther Marín

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