Hay días en que tu estado de ánimo es el mejor, te levantas con una sensación de quererte comer el mundo, todo comienza genial, el día es soleado, desayunas rico, apetece salir y comenzar hacer cuanta cosa pendiente tienes en tu cabeza, y lo haces con una alegría!!… que desbordas a cuanta persona te atraviesas en el camino y todo se da de manera fluida y simple, todo sencillamente es felicidad.
Pero por otro lado están aquellos días (que existen y seguirán existiendo por mucho coaching que hagas) en que al parecer te levantas con mal pie, ¿verdad?.. por muy soleado que este el día, es como que no te importa, y cuando vas a desayunar hasta las tostadas se te queman, vas de prisa porque se te ha hecho tarde, te tropiezas con todo, todo se te cae y cuando sales de casa, no apetece ni siquiera saludar.
Déjame decirte que ya has comenzado con un mal día, y continuará tanto como tu quieras que dure. Porque todo se puede cambiar incluso un mal día. Es muy fácil, es cuestión de actitud.
Porque la vida es esta, está llena de altibajos, siempre he pensado que los excesos de entusiasmo y alegría desbordante, NO son en absoluto saludables, todo lo que sube, baja. Pero es que por otro lado, los días excesivamente tristes y nostálgicos tampoco son nada saludables.
Solución: Equilibrio.
¿Cómo se logra el equilibrio?
Comenzaste con un mal día:
- Detente.
- Siéntate.
- Por muy tarde que se te haya hecho, tómate 2 minutos y RESPIRA, total ya llegarás tarde.
- Después de respirar seguro te encontraras mucho mas relajado, ya puedes pensar con tranquilidad.
- Piensa que es tu decisión terminar el día igual o cambiarlo. ¿Que prefieres?
- ¿Quieres cambiarlo?
- ¿De quien depende?
- Entonces ACEPTA todo tal y como es, (con lo bueno y malo) no luches, simplemente deja que todo fluya.
- SONRIE
- Y continua…
Que termines de pasar un excelente día, por que así será!
.. Y como siempre, por favor no creas nada de lo que te escribo: ¡Vé y experimentalo por ti mism@!