El otro día hablando con un amigo acerca de la importancia de un buen desarrollo personal, llegamos a la conclusión de que aquello del autoconocimiento, el autoestima, autoconfianza etc..parecieran temas en los que la gente está sobrada y la realidad es que son cosas que brillan por su ausencia.
Hablábamos de la cantidad de “gente iluminada” que ha aparecido en los últimos años, personas que llenan salas de conferencias diciendo cosas que años atrás hubiera sido impensable ni siquiera pronunciarlas; hablan de energía, de la felicidad, el despertar de la consciencia, de el famoso “tu puedes” en fin, de cuanto tema hemos metido debajo de la alfombra durante décadas que son tan vitales para nuestra existencia y que hasta ahora salen a la luz.
Es normal claro, que en una sociedad ávida de amor propio, confundida, individualista llena de tantas injusticias, de tanto consumismo incontrolado; todo este tipo de temas se conviertan en un mercado, al que se le exprimirá hasta la última gota, como lo hemos hecho cada vez que se pone de “moda” algo.
El problema es que durante este proceso, hemos ido perdiendo el norte, no sabemos cual es el límite y lo convertimos todo en una mercancía, exagerando estos comportamientos sin medida alguna y hacemos inconscientemente que todo pierda el valor que realmente tiene.
Eso nos pasa últimamente con la felicidad, por no hablar de la maternidad, de la juventud, del matrimonio, de la crianza, de la vejez y demás equivocaciones.
A medida que van pasando los años, la vida me ha enseñado que nada, pero ¡nada de lo que me habían dicho en todos estos temas, era verdad!.. todo ha sido totalmente diferente, eso no significa que haya sido mejor o peor, simplemente eso, diferente.
Diría que me que lo habían vendido con un toque más romántico y menos natural, y es precisamente la venda que quiero quitarle a mis hijas para mostrarles la vida tal y como es; natural, con lo positivo y lo negativo y que todo en exceso es malo.
Por esta razón, me gustaría enseñarles a ellas que…
que la felicidad no es una meta, sino un estado mental, pero que estar triste es necesario y sana,
que la risa desmedida y entusiasta nada tiene que ver con la felicidad,
que la paz, la calma y la serenidad se transmiten y no se buscan,
que la maternidad no es tan bonita, que es una cuestión de mucha responsabilidad y de constancia,
que la juventud puedes disfrutarla con autoconfianza, autoestima y no esperar a que el paso de los años maduren este aspecto,
que el matrimonio, la convivencia en sí, es toda una experiencia del día a día y que la tolerancia es su raíz más potente,
que criar hijos es una dura responsabilidad y que no serán niños pequeños por siempre, pues crecerán y dependiendo de como los eduques se convertirán en una carga o en un apoyo más,
que la vejez no tiene edad, que llega cuando tu lo decides y no cuando la sociedad te lo dictamina, pues loro viejo SI aprende a hablar…
y que todo depende del punto en el que se le mire.. pues todo lo que ves es simplemente una perspectiva más, tu perspectiva.
.. Oye y ¿Y si todo fuera una equivocación?
Como siempre, Gracias por leerme 😉
Photo Credit: Sol Robayo