Hemos aprendido a vivir en un mundo alejado de nuestros emociones, hemos archivado las palabras bonitas y los abrazos para los momentos más especiales y hemos olvidado que el simple hecho de estar vivo es en sí, algo muy especial.
Si, pero aún hay una esperanza en las lágrimas de quienes se emocionan cuando ven que un bebe llega al mundo, o cuando una pareja de ancianos caminan de la mano por la calle, o cuando dos personas se abrazan en un aeropuerto después de un largo viaje, incluso en las escenas más tiernas de los simpsons, y ni que decir cuando vemos las injusticias de la vida, en fin…
La sensibilidad es esa emoción que te hace ver humano y vulnerable, pero paradójicamente fuerte a la vez. De hecho, he visto a hombres muy “machos” derramar lágrimas con la facilidad de un niño, entre ellos a mi padre. Cuando menos te lo esperas; dos pequeñas gotas se escapan por las mejillas de ellos sin más y también los he visto con ataques de llanto que explotan después de retener tanto.
Sí, he visto a muchos hombres de mi familia llorar, y me parece el acto más valioso que una persona pueda expresar, lo valoro y lo respeto, tanto en el hombre como en la mujer, y cuando sucede prefiero callar y solo regalar mi compañía; pero dejo que llore pues eso le esta ayudando a expresarse y a limpiar el alma, porque llorar es sano.
Hay que ser muy valiente para llorar, de hecho llorar es de valientes.
Una de las cualidades más bonitas que pueda tener un ser humano es el llanto, te hace incluso más sexy porque el llanto puede ser de tristeza, pero también de alegría; ser sensible definitivamente es una cualidad, que cuando pareces ser una persona tan tranquila y equilibrada, unas lágrimas en un momento dado, pueden resultar ser un imán.
Así es de que la próxima vez que tengas ganas de llorar, ¡hazlo pero con ganas!.. Simplemente llora y no te calmes.
Photo Credit: Augusto Serna