Pocas cuestiones en el mundo son tan comunes como la cantidad de gente con baja autoestima, es algo que está presente tanto en adultos como en niños. Y es que este tipo de cosas son tan fáciles de detectar, pues con una simple conversación puedes percibir cuanto se quiere y se valora una persona, sus gestos, su forma de hablar, las palabras que usa, hasta su forma de vestir, todo este conjunto de cosas dicen mucho de sí.
Estamos en una sociedad en donde nuestros niños van al colegio a aprender, matemáticas, geografía y naturales, pero no aprenden a quererse a sí mismos. En realidad también es algo que se puede aprender con el ejemplo de unos padres seguros de sí mismos, con una buena autoestima, y con un equilibrio emocional suficiente, tanto así que los niños por naturaleza absorben como esponjas este comportamiento y por naturaleza crecen siendo unas personas equilibradas, seguras de sí mismas.
Pero cuando este no es el caso y que aparte son los mismos padres que sufren esta falta de autoestima, falta de autoconfianza, inseguridades, por el contrario, lo que trasmiten es todo esto a sus hijos. Es ahí cuando en vez de empezar a enseñarle a los niños algo que no sabemos como es, ni de que va, lo más coherente es empezar por uno mismo y aprender que quererse a uno mismo, valorarse, es como quien aprende a leer y escribir ya que todo está en la mente. Así es de que si tu eres esa madre o ese padre a quien le gustaría que su hijo sea una personita con una buena autoestima puedes empezar con estos simples ejercicios:
¿Dicen que uno hace lo que sea por sus hijos verdad?
Pues bien, cuando te levantes en las mañanas mírate al espejo y repite:
- Estoy dispuesta/o a cambiar la percepción que tengo de mi misma/o.
- Por eso empezaré a partir de hoy a quererme y me aceptarme tal y como soy.
- Me perdono y aprendo de mis errores.
- No nací para ser perfecta/o sino para ser feliz.
- Mi vida es mi mejor regalo, por tanto me dedicaré a vivirla.
Por último… ¡Sonríe! Y deséate un feliz día 🙂
Photo Credit: Alejandro El Tecnorrante