Los regresos siempre son muy singulares, nunca se regresa igual, se regresa diferente, como nueva, renacida. Es como si la vida te diera muchas ocasiones para morir en ella y volver a renacer una y otra vez. Es probablemente por eso que me siento diferente, otra y por ende nueva; porque he parido a mi tercera hija.
Y definitivamente he llegado a la conclusión de que la maternidad ha transformado mi vida para bien y es que contradictoriamente de la maternidad nunca se regresa, es un estado eterno; que te enseña, te fortalece, refuerza tu autoconocimiento y aumenta tu autoestima y de la que me apetece escribir tanto, pues hay tantas cosas no dichas acerca de la maternidad, que me pondré en la tarea de darles voz.
Será por eso que me siento más mujer; más hembra, no por parir, sino porque la maternidad ha hecho que afloren en mi todo tipo de emociones que antes desconocía propias de mi feminidad, que con seguridad no hubiera conocido si no me hubiese permitido el hecho de ser madre, porque son este tipo de experiencias las que te enseñan tanto, estas; las desconocidas y que muchas veces nos negamos a vivir por miedo a ese desconocimiento y es precisamente lo desconocido lo que más nos enriquece.
Bueno, sin ir mas lejos aquí esta parte de mi experiencia 😉
Pintar el mandala en mi barriguita era algo más que una obligación, creada la vida, creado el mandala! Gracias Laura y Cristina por vuestro tiempo y dedicación, y obviamente a mi pequeña Sofia!
La familia al completo en la dulce espera…
Y por fin se materializó la vida, se llama Jimena.
Y para acabar mis 3 razones de ser y estar…
Bueno bonit@s ahora de regreso.. con más ¡FUERZA!
Besos para Tod@s!