Definitivamente hemos tocado fondo, ya hemos llegado al punto máximo como sociedad, nos hemos perdido; hemos hecho del tiempo un privilegio, por cierto, algo que cada vez va más rápido, hemos creado una sociedad donde las cosas materiales han cobrado más valor del que realmente tienen, donde los pequeños detalles se desvanecen entre los dedos, donde la humanidad se ha ido difuminando.
Pero lo bueno de todo este asunto es que, como todo en la vida es un proceso y parte de una evolución, muy seguramente este proceso es necesario para madurar como especie; porque lo bueno que tenemos no hace ruido, no se nota; pero de una cosa estoy segura y es de que el mundo esta lleno de bondad y es algo que a lo largo de mi vida he podido comprobar.
¿Cómo he podido comprobar que el mundo esta lleno de bondad?
Pues porque sólo tengo que mirar a mi alrededor, siempre he estado rodeada de gente buena; obvio, gente que no es perfecta, pero gente que hace lo que sea por ayudar a otras personas, personas de buen corazón, empezando por mi familia, mis amigos y conocidos.
Personas que se dedican a vivir su vida de la mejor manera posible, que trasmiten valores simplemente con su ejemplo, que día a día hacen que todo sea bonito y que tienen una sonrisa en la cara y es que si analizas, eso son los momentos diminutos que importan y que hacen de la vida algo especial.
Porque, diminuto es el momento en el que ves a un un abuelo y a su nieto jugando en el parque.
Diminuto es el momento en el que al salir del colegio la madre besa y abraza a su hijo.
Diminuto es el momento en el que ves paseando a dos ancianos cogidos de la mano.
Diminuto es el beso que se dan dos jóvenes enamorados en medio de la calle.
Diminuta es la sonrisa que te brinda alguien cuando te saluda.
Diminutos son los segundos que pasan en los brazos de tu amado.
Diminuta es la mirada de complicidad de una persona enamorada.
En fin…
¡Diminuta es la vida, por eso la importancia y la obligación de vivirla!
¡Que tengas un buen día bonit@!
Photo Credit: Hernan Piñera