Por muy dolorosa que parezca la idea romántica de que la vida es bella, brilla por su incoherencia y sí, la vida puede ser muchas cosas, pero no es bella en todo su esplendor. De hecho, si hay algo que es inherente a la vida y es, su naturaleza que por el contrario es instintiva, salvaje, incluso injusta, lo que hace que la vida sea natural y muchas veces no brilla precisamente por su belleza.
Es más, si lo analizas con frialdad la vida es injusta por donde lo mires, no hay nada más injusto que por ejemplo, la ley de supervivencia, donde los más vulnerables no sobreviven y los más fuertes y adaptables continuan con vida, pero eso es naturaleza, no belleza.
Esto de una u otra forma hace que la vida sea una competencia y se convierta en un campo de guerra para sobrevivir en toda regla. Bien es cierto que la belleza de la naturaleza tiene momentos puntuales que son en sí, determinantes y son como cerillas encendidas en un viento enfurecido y dichos momentos se hacen más bellos aún, cuando no existe ningún tipo de interferencia, pero desafortunadamente la fluidez es prácticamente una utopía en una raza llamada humana y racional.
Permitir que la vida fluya, como fluyen los ríos y se abren camino moldeando las piedras, es algo que el hombre no está dispuesto a implementar, puesto que renunciar al control y a la manipulación, es abandonar el ego y no existe una acto de amor más puro que abandonarlo y el ser humano no conoce esa capacidad de amar, aún.
Porque cuando abandonas el ego, te haces uno con el otro, no hay separación, empatizas y es entonces cuando acaba el conflicto, pero el hombre no sabe y no aprenderá a vivir sin conflicto, por eso somos esa interferencia, hemos enaltecido la maldad, la hemos sobrevalorado y somos tan egocéntricos que hemos hecho mal uso hasta de esa misma maldad. Qué miseria.
Hemos sobrepasado los límites de la maldad, hasta el punto de hacerla propia de nuestro comportamiento humano, pero aún así, hay quienes depositamos la fe en esta raza humana con pequeñas migajas de amor que nos compadecen, pero al paso que vamos estamos lejos de alcanzar esa plenitud como colectivo, incluso es más alentador ser consciente de la sociedad enferma en la que vivimos repartiendo dichas migajas, que ir en contra de esta.
Porque cuando vas en contra de algo, estas usando la lucha y es una energía que te desgasta, por eso es preferible repartir esas pequeñas migajas de amor, aprender a abandonar el ego y rendirse ante lo evidente y aunque se vislumbre un futuro con desesperanza, es preferible convertirse en un refugio propio y para los demás y contemplar, porque aunque la vida no sea bella, no significa que yo no este enamorada de ella.
Porque cuando te enamoras, aunque intuyas la parte oscura del otro, simplemente lo amas sin condición alguna y te entregas sin más.
¡Que tengas un buen día!
Photo Credit: Antoniorodc
Escrito por Erika Zárate Educadora Emocional y madre de 3 hijas.
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