Está claro que con esto de la pandemia, muchas cosas han cambiado y cambiarán. Nada volverá a ser como antes, porque esta situación ha desnudado todo cuanto se le ha atravesado. Ha desnudado desde los más superficial hasta lo más profundo.
Esta situación, le ha quitado la ropa y cuanta mascara tenían puestas muchas personas, como si de un huracán se tratara y ha puesto en jaque muchas situaciones que nunca nadie se hubiera imaginado que se tambalearían.
No es un secreto, estamos en plena crisis a nivel planetario y eso es una dura realidad.
Una realidad que por cierto, tenemos la libertad de verla desde muchas perspectivas y todas son validas. Todas.
Bien es cierto que puedes verlo desde una perspectiva constructiva o desde una perspectiva destructiva y eso, lo cambia todo, porque no es lo mismo aceptar, que luchar.
Y es que como dato curioso, el ser humano por instinto de naturaleza, como buen mamífero; tiende a “luchar” cuando se presenta una situación adversa, y es que, esta palabra de alguna manera inconsciente te invita de manera imaginaria a estar con los puños cerrados y dando golpes a todo lo que se atraviese, en resumidas cuentas, en una posición de defensa.
Y lo cierto es que esta posición por muy imaginaria que sea, cansa, desgasta y aburre; teniendo en cuenta que después de “luchar”, despotricar y maldecir tanto, terminas agotado, lleno de cicatrices y en la mayoría de los casos sin el objetivo cumplido.
Por otra lado, si en cambio, con el dolor del alma, has decidido aceptar la situación, adaptarla a tus circunstancias, moldearla y continuar; probablemente el cansancio no será tanto, no estarás “luchando” en contra de la corriente si no que por el contrario has decidido dejarte llevar por ella, con aceptación, entonces, la situación va a dar un giro de 360 grados.
Empezando, porque cuando aceptas, no hay que hacer esfuerzo alguno, el solo hecho de aceptar aunque sea con dolor, te desarma y te da una visión incluso más amplia desde la serenidad y todo comienza a fluir.
No hay nada en la naturaleza que no suceda de manera perfecta y eso se llama confianza.
Y cuando permites que llegue la confianza a tu vida, te apetecerá agradecerlo todo por muy malo que sea, porque reconoces que todo sucede de manera perfecta y que muchas veces por muy adversas que parezca una situación están llenas de aprendizajes necesarios para reafirmamos en nuestras fortalezas.
Nuestras luchas no son otra cosa que miedo a aceptar lo que sucede y cuando no reconocemos con sensatez que lo que nos invade es miedo, y es cuando empezamos a atacar como aquel perro herido mil veces y que cuando alguien se acerca para ayudarle, el perro le muerde.
Por eso no muerdas, sólo acepta, agradece y continua.
Escrito por Erika Zárate Educadora Emocional y madre de 3 hijas.
Antes de la cuarentena era especialista en limpiar mocos y preparar espaguetis a la boloñesa en 20 minutos y me siguen quedando buenísimos.. pero es que ahora me he vuelto experta también en tortitas (pancakes) de chocolate para desayunar y en maga, porque convierto el tiempo en vida.
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¡Que tengas un buen día!
Photo Credit: Luis Alejandro Bernal