Cómo detectar un vacío emocional 

Un alma en pena no sólo divaga después de la muerte, hay muchas almas en pena emocionalmente, que aún estando en vida, van sin rumbo fijo, a la deriva, como perdidas, sin determinación, generando todo tipo de conflictos guiadas por sus miedos y sus vacíos emocionales.

La cuestión es que los vacíos emocionales son difíciles de detectar, pero sobre todo difíciles de aceptar, es muy probable que en la mayoría de los casos muchas personas vayan por la vida repitiendo los mismos patrones de conducta erróneos, de generación en generación que sólo le acarrean problemas y conflictos en las relaciones personales, lejos de imaginarse que hay un vacío emocional no tratado y que es la raíz de muchos de sus comportamientos. 

Por decirlo de alguna manera, un vacío emocional es el hueco que se deja a la deriva por una emoción no aceptada y mucho menos gestionada, que va siendo “rellenado” por todo tipo de  experiencias que se atraviesan de manera abrupta, tapando el sol con un dedo, haciendo de ese vacío una herida cada vez más grande.

Hasta que como todo en la vida, llega un momento decisivo en el que experimentas una situación extrema y por mucho que quieras seguir poniéndole una “tirita y alcohol, la herida se infecta” y es necesario ir a urgencias a ver que es lo que pasa, ponerle atención y hacer el tratamiento adecuado.

Es ahí cuando por una cuestión de límites, ya no hay mas escapatoria que confrontarte a ti mismo y a tu “vacío emocional”, entonces es cuando comprendes que debes poner toda tu atención en ello, debes aceptarlo como parte de ti y empiezas a confrontarlo, para empezar a habitarte.

Una persona que habita en si misma, es una persona que es consciente de sus emociones y las manifiesta sin pudor alguno, porque sabe que en la medida en que ella gestione sus emociones, la relación consigo misma y con las demás personas van a ser sanas y armónicas.

Aunque hay muchos tipos de vacíos emocionales, en términos generales se detecta cuando:

  1. Todas ó la gran mayoría de tus relaciones personales son conflictivas.
  2. Hay muchas cosas que te molestan de los demás.
  3. No te haces responsable de nada de lo que a ti te pasa, sino que culpabilizas a los demás. 
  4. Sientes una rabia interior por cualquier cosa.
  5. No entiendes otra forma de relacionarte que no sea discutiendo.
  6. Antepones tus opiniones a las de los demás.

Todo este comportamiento se debe en muchas ocasiones a estereotipos familiares y aunque se pueden modificar, es un proceso paulatino y se necesita una toma de consciencia y la voluntad de querer hacerlo, pero cuando estas dispuesto a cambiar y pruebas lo bonito y sano que estar en paz contigo mismo y con los demás, de ahí ya no quieres regresar.

¡Qué tengas un bonito día!

Escrito por Erika Zárate Educadora Emocional y madre de 3 hijas.

Especialista en limpiar mocos y preparar espaguetis a la boloñesa en 20 minutos y me quedan buenísimos, y últimamente me he convertido en maga, porque convierto el tiempo en vida.

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